martes, 29 de marzo de 2011

Lux in tenebris

Yo no es que sea muy religioso pero hay cosas que me pellizcan el hígado. De verdad me parece muy fuerte. Opino que la Iglesia es una empresa donde las haya. Desde que el Papa León X financió la construcción de la Basílica de San Pedro vendiendo el perdón y la vida eterna a los pecadores de la pradera, a cambio de más de treinta monedas por bula por supuesto. En aquel tiempo, a principios del siglo XVI, la Iglesia estaba más agobiada por las deudas que Ruiz Mateos 2.0. La verdad es que como empresa empezó incluso antes y si no busquemos el paralelismo exacto de elementos del antiguo Egipto con la Biblia, por ejemplo el Salmo 104 es una traducción exacta del himno de Akhenatón o algunas fiestas que celebramos mucho son de origen egipcio y es que ya había ese espionaje industrial necesario en toda génesis empresarial, valga la coña. Lutero, con el tema de las indulgencias, se cogió un cabreo de diez pares de narices. Quiero llegar a que el Vaticano no admite el milagro presentado por los frailes capuchinos para la canonización de Fray Leopoldo. Según la normativa eclesiástica, en el caso de los beatos el milagro debe haberse producido después del proceso de beatificación. Esta es la noticia que viene en el periódico. Sin embargo el pobre Fray Leopoldo de Alpandeire, el santo de los granadinos, un religioso currante que se pateaba las calles para pedir limosnas y que dormía en el suelo, había camas ojo, se le niega ahora entrar en los cielos de la élite, por culpa de la burocracia bendita. No deja de volarme la mosca orejera. Es que como te has apuntao al examen fuera de fecha pues estás en la lista de no admitidos. Y si no haber hecho el milagro antes. Esto es lo que dice el Papa. Que para ser santo tienes que tener un currículum de milagros más largo que la infancia de Heidi. Lo triste es que al morir el santo que sea, existe la costumbre de repartírselo a cachitos. Literal. Conocí a un hombre devoto de Fray Leopoldo que decía que la reliquia que llevaba en su cartera del santo granaíno, le protegía de todo mal. ¿Cuántas reliquias habrá repartidas de Santiago? Que juntas harían varios Santiagos. O reliquias de la cruz, que juntas harían un bosque de cruces. Qué costumbre más carroñera ¿no?.

El combustible de la Iglesia como el de todas las empresas es el dinero y no solo de la parte material sino de la parte moral. ¿O no es verdad que un tal Escrivá de Balaguer ha sido canonizado en un tiempo record?. El enchufao de las oposiciones. Con la cantidad de “milagros” que hizo el inventor del Opus Dei como amasar riquezas de rancios franquistas, rodearse de ricos y dejó que los ricos se acercasen a él. O tratar a la mujer como un cero a la izquierda. Pues nada Jose Mari tú aprobado con plaza. Como decía un gran amigo mío “Iglesia que trincas dinero Mundi”. Si es que no tienen remedio, la jerarquía eclesiástica, sigue siendo esa piara de mercaderes que echó el Jesús del templo a latigazos. Y no quiero hablar de los Legionarios de Cristo ni de Marcial Maciel menudo monstruo, ni de las monjas que vendían niños a cambio de dinero a familias ricas, robándoselos a familias pobres claro, ni de las monjas que les han robado un millón y medio de euros que estaban en bolsas de basura, dentro de un armario. Quien roba a un ladrón…Voto de pobreza, castidad, etc. Todo se lo pasan por el arco del triunfo. Si el pobre Fray Leopoldo levantara la cabeza y viera, que esa es otra, el circo que hay todos los días nueve de cada mes en su templo. Así otros dos mil años más. Menudo circo el Vaticano y todo lo que significa. El papa es la personificación del título del libro que yo tenía cuando iba a la catequesis: Haced lo que Él os diga.

Y punto.



José Miguel Casado García ©