martes, 28 de septiembre de 2010

Historia del mosquito Juanito

Erase una vez un mosquito que nació en un charco cerca de una viña. Se llamaba Juanito. Tardó poco en crecer ya que se crió en un barrio conflictivo, convivía con otros mosquitos que lo llevaban por el mal camino. Sus padres estaban hartos de aconsejarle pero Juanito era un poco cabezota y todos los días le decían Juanito ten cuidaico por ahí que hay mu mala sangre._ pero por una oreja le entraba y por la otra le salía.

Un día el grupo de mosquitos decidieron volar hasta un mercadillo y ponerse hasta la boina de chupar, ellos lo llamaban así, era como su botellón. Nuestro amigo se decidió por una mujer gorda que gritaba ¡Muhere vamo muhere, a sinco leuros, a sinco leuros!_

Al ver esa cara de pan de maiz, Juanito se tiró en barrena hundiéndose en su papada, poco después acabó exhausto y pensó que había matado a la mujer pero esta seguía gritando: ¡a sinco leuros, a sinco leuros!_ . La travesía hacia su casa se hacía un poco larga porque el temible grupo de kamikazes que lo acompañaba, se había ido hace rato. En el camino de vuelta se cebó también con un pobre viejo y con un hombre que montaba en bicicleta, cosa que aprovechó para ir con el ciclista conversar un poco y descansar ya que iban en la misma dirección y prefería sentir el frescor de la brisa en la frente. Se hizo tarde y se fue a dormir.

Al día siguiente estuvo merodeando cerca de la viña hasta que decidió irse a la ciudad pero lo vio todo muy parado. ¿qué coño pasa hoy? Pero si es miércoles ¿desde cuando San Miguel es tan festivo?

Siguió husmeando por el centro y vió una manifestación, le picó a un hombre con barba y con pegatinas rojas en la camisa pero como vociferaban tanto se fue por ahí hasta que se le hizo de noche. Le dolía la cabeza. Veía a los típicos mosquitos colgaos de siempre alrededor de la luz de las farolas volando como posesos. _Que panda de colgaos_ y se metió en un restaurante con la gente cenando o tomandose unas cervezas. Vió allí a los mismos hombres que vió por la mañana con pegatinas rojas en las camisas. Reían y hablaban en alto. –Menos mal que este bar no ha hecho huelga—o algo así decían. El aire era templado, el otoño acababa de empezar, los colores ocres en las hojas de los árboles. Por la noche empezó a refrescar.

La gente también se volvió más gris y ocre como los árboles.

Juanito a su bola, empezó a chupar sangre. Primero empezó por el escote interminable de una mujer joven que había en la mesa de la esquina y acabó por el cogote húmedo de un niño que dormitaba en un carrito, diez mesas después, aquí se libró de morir porque el niño se rascó el cogote con el sonajero y por poco lo aplasta.—Hosti..qué susto la virgen—dijo Juanito.

Ya era la hora de cierre del restaurante y de la jornada. Los camareros decían ¿estos no son los de los sindicatos? Joder pues menos mal que no hemos hecho huelga porque hemos hecho el agosto--.

Al día siguiente el mosquito Juanito, despertó con la misma energía que el día anterior, vió el cielo claro. El día se presentaba fresco por la mañana y templado y agradable por la tarde

Ya veía en su vuelo rutinario que la ciudad se ponía en marcha, que ya no había manifestaciones. Se metió en un bar de esos típicos a eso de las una del mediodía con olor a croquetas y a tortilla. Cuando vió que el bar estaba lleno y la gente rebosaba de cerveza, recordó el título de un disco de Supertramp: ¿crisis? ¿qué crisis?





José Miguel Casado ©


sábado, 18 de septiembre de 2010

Famélica legión

Tengo comprobado ya más de una vez que los enanos crecen. Mis respetos para los enanos-. Cuando oí al ministro de trabajo Celestino Corbacho decir que ahora para cobrar la pensión van a computar los últimos veinte años de trabajo, en vez de los últimos quince como hasta ahora, me empezó a dar un ataque de risa que ya tengo los abdominales como Cristiano Ronaldo. Y encima jubílese a los 67 es por su bien. Vamos a ver unas cuantas cosas antes de que se me infle la…yugular. Los últimos veinte años ¿de qué? ¿de trabajo? ¿de qué trabajo? Pero ¿este hombre sabe lo que dice? No sé si habla de broma o directamente es una falta de respeto hacia los parados. Repito la definición de Barrio Sésamo: para trabajar veinte años por lo menos primero tiene que haber un sitio donde estemos todos los dias ocho horas fuera de casa. Esto se llama trabajo. Pero no hay, Celestino, ese sitio no existe para cuatro millones y medio de personas. Otro dato. No sé si fue al comienzo de la legislatura o en otro momento de este inefable curso político cuando se votó y salió favorable, por supuesto, una subida del sueldo de las señoras y señores diputados. Votación a puerta cerrada claro. Luego Zapatero dice en Oslo que España es un laboratorio de parados, que los parados que estén haciendo un curso no están parados. Este hombre tiene la facultad de decir vaguedades y obviedades todas en fila, un día sí y otro no, con cara de cordero degollado y se queda tan pancho. Sus asesores tienen que echarse a temblar cada vez que salga al extranjero y abra esa boquita de piñón.

Llegará el día que vayamos a la oficina del Inem a solicitar nuestra pensión de jubilación y nos dirá la funcionaria que le enseñemos la fe de vida laboral de los últimos veinte años. Imaginen en la ventanilla de al lado algún exministro para lo mismo y la funcionaria le solicite el dichoso papel, Celestino o Bibiana o Cascos (por poner tres ejemplos) soltarán una sonrisa chulesca y dirán con tono castizo de verbena de la paloma: --perdone es que hemos sido ministros y tenemos una pensión vitalicia a partir de la segunda legislatura. Los últimos veinte años para los romanos que tienen el pecho de lata.



José Miguel Casado García ©