Cada vez que leo el periódico me pregunto si estoy leyendo noticias a sabiendas increíbles paridas por los directores y redactores de esos periódicos o puestas adrede ahí para concursar a ver quién cuenta la mentira y la falacia más gorda y atroz. O eso. Paridas simplemente. Pero no. Me doy una vez más de narices contra el muro de metros de espesor de acero y hormigón de la realidad. Cuando lees que una mujer afgana llamada Gulnaz, ha sido condenada a doce años de cárcel tras ser violada por el esposo de su prima. Lees que las leyes afganas consideran la violación como un adulterio, al tratarse de sexo con un hombre casado. Lees que la chica de 19 años deberá casarse con su agresor si quiere ser perdonada y que aceptará para que su hija producto de esa violación pueda seguir teniendo una madre. Lees que el agresor niega haberla violado y ha dicho que la chica será asesinada por su familia por la vergüenza de haber sido violada. El poco cerebro operativo que te queda tras leer esto acaba de cargarse tu lucidez, blasfema, clama venganza y te hace justísimas reivindicaciones. Y lo primero que hacen tus lágrimas es salirse ojos abajo. Hace falta ser hijos de puta. Desde el primero hasta el último. Sistema judicial de ese “país” por llamarlo algo, incluido. Otra chica ha sido abandonada en el desierto después de que su tribu le cortara la nariz porque abandonó a su marido con el que la casaron con 16 años. ¿Contra qué luchan las tropas de tantos países en Afganistán? ¿Contra los talibanes? ¿los jueces también son talibanes? ¿Por qué no evacuan a todas las mujeres y niños de ese país y dejan a los hombres solos?. Ni los rusos antes ni los americanos ahora. Afganistán seguirá siendo la cuna de la barbarie, anclado en la edad media con mentes de la edad media pero con armas modernas. Qué impresionantes logros y avances en materia de derechos humanos ha habido en ese país desde que las tropas occidentales están allí. Ni en la más oscura edad media se vieron tantas barrabasadas y vejaciones como estamos viendo en nuestro tiempo. Ni con los omeyas, ni almohades, ni en el califato de Córdoba en el siglo X y XI por poner uno. Tardé en verlo pero lo ví con la destrucción de los Budas de Bamiyán en el 2001 por parte de los talibanes. Unas estatuas que llevaban ahí desde el siglo V o VI las destruimos en el año 2001. Unas estatuas que han soportado la edad media, han soportado dos guerras mundiales, pero no han soportado el fanatismo en pleno siglo XXI. 1500 años de historia destruidos por razones religiosas. Hace falta tener pocas luces. No encuentro palabras políticamente correctas para definir la sinrazón y la barbarie a la que están sometidas las mujeres en tantos países. Del tercer y del primer mundo. Pero en este caso es tan flagrante, tan adrede y tan lleno de maldad que las cabezas huecas están institucionalizadas hasta en los sistemas judiciales y supongo que nadie puede levantar la voz ni hacer nada. Y no faltará el imbécil abierto de miras que diga que eso es su cultura y hay que respetarlo. Como la ablación del clítoris a niñas de corta edad en algunos países de África. ¿Cómo se puede hacer eso? ¿Cómo es posible que un ser humano haga eso con sus hijas? ¿Qué se le pasa por la cabeza a los que cometen tales crímenes? Por aquí vamos ya con la vergüenza de cincuenta o sesenta mujeres muertas ya a manos de sus parejas. Esto daría para varios artículos extensos. Que nos estamos metiendo en la segunda decena del siglo XXI y mira como estamos de mierda todavía.
José Miguel Casado ©