viernes, 31 de mayo de 2013

Los cortaos

     Ser camarero de cafetería no es lo mismo que ser camarero de banquetes o de bar de tapas por ejemplo. Significa tener una paciencia de chino y unos nervios de acero para aguantar a los que te piden un cortao de mil quinientas veintisiete formas diferentes. Para el espectáculo hay que apostarse en una esquina de la barra y disimulando desplegar la parabólica. Desde los que piden un cortao y te quedas esperando lo que viene detrás, pero no viene nada. De las pocas personas que piden un cortao sin más. Sorprendente. Lo normal sería: Un cortao largo de café, o bien un cortao corto de café. A partir de aquí empieza el festival: Un cortao largo de café con leche fría de la nevera, un cortao corto de café con una cucharada pequeña de leche condensada. Hay gente que despliega sus dotes de mimo: un cortado largo de café con leche del tiempo, pero poquita, poniendo los dedos índice y pulgar para indicar “poquita”. Una vez llegó uno y dijo “usted haga un café y no tire el marro…con él me hace un cortao largo de café con leche fría semidesnatada. Y se paró el tiempo. Los parroquianos mirando de reojo. Ni el vuelo de una mosca se oía. La virgen qué cosas. Un poco más tarde llegó un hombre con traje y corbata y dijo que quería un cortao corto de café con leche caliente…entera, la leche… y me la trae en una jarrita que ya me la pondré yo. Gracias. También llegó el de las dudas: Uno largo de café con leche fría, -¿desnatada? Dijo el camarero. –No, bueno sí. –Mejor no, corto de café y largo de leche. -¿entera?, -sssí..no! no!, mejor condensada. Luego llegó la macarrónica, un cortao largo de café con descafeinado de máquina y leche semidesnatada del tiempo. El camarero ya empezó con el tic en el ojo izquierdo. El repetidor, un cortao corto de café con agua y leche condensada, ¿se lo digo otra vez? Un cortao corto de café…Posteriormente llegó el caprichoso: con espuma tipo capuchino por favor. El antropológico…un manchao! –perdon? –un cortao con muy poquita leche, en mi pueblo los llamamos asín. El del pueblo…Un trifásico, un cortaito con anís, nene. Los misteriosos en los que el camarero se implica mucho:
 -Un cortadito,
 -¿normal? ¿largo de café?, ¿con poca leche?  ¿con mucha?
- Un cortado le digo. El hombre mira al camarero con los ojos muy abiertos.
  Los de la tacita: un cortao corto de café con leche fría pero en tacita.
  Los del vasito: -un cortao largo de café con leche semi caliente y en vaso.
      --Como un café con leche largo. Anda que los que llegan con la lista de la peluquería de al lado: --seis cortados, un corto, tres largos, dos con agua, uno descafeinado, tres con leche condensada, un trifásico y un bollo. Y remata la peluquera –Ay que cansada estoy. Ayer salí ¿sabes?. Acto seguido compruebo que el camarero en vez de echarse a llorar en la máquina empieza a montar el altarico… -dos con agua, un descafeinado, -Pepe vete poniendo los azucarillos. La verdad es que hay camareros que con esa retentiva deberían trabajar de controladores aéreos o de astronautas, como mínimo. En casa hacemos el experimento y que alguien nos diga una comanda y cuando la estemos haciendo que nos digan otra diferente. No acertamos ni en el color de la leche. Solo decimos –oído nene. Nervios de acero, autocontrol y pensar como Bruce Lee, es lo que se necesita (-Like a water, like a teapot) para no acabar repartiendo guantazos…uno corto de café con una nube de leche, pero vista y no vista… unas gotas eh?... ¿tiene leche en polvo?, hay una francesa muy rica. Y el último: Largo de café con descafeinao de máquina con espuma y leche semidesnatada del tiempo y con sacarina por favor. Aséptico el hombre. Estoico el camarero.
                                        
                                                                    José Miguel Casado ©