Ser camarero de cafetería no es lo mismo
que ser camarero de banquetes o de bar de tapas por ejemplo. Significa tener
una paciencia de chino y unos nervios de acero para aguantar a los que te piden
un cortao de mil quinientas veintisiete formas diferentes. Para el espectáculo
hay que apostarse en una esquina de la barra y disimulando desplegar la
parabólica. Desde los que piden un cortao y te quedas esperando lo que viene
detrás, pero no viene nada. De las pocas personas que piden un cortao sin más.
Sorprendente. Lo normal sería: Un cortao largo de café, o bien un cortao corto
de café. A partir de aquí empieza el festival: Un cortao largo de café con
leche fría de la nevera, un cortao corto de café con una cucharada pequeña de
leche condensada. Hay gente que despliega sus dotes de mimo: un cortado largo
de café con leche del tiempo, pero poquita, poniendo los dedos índice y pulgar
para indicar “poquita”. Una vez llegó uno y dijo “usted haga un café y no tire
el marro…con él me hace un cortao largo de café con leche fría semidesnatada. Y
se paró el tiempo. Los parroquianos mirando de reojo. Ni el vuelo de una mosca
se oía. La virgen qué cosas. Un poco más tarde llegó un hombre con traje y
corbata y dijo que quería un cortao corto de café con leche caliente…entera, la
leche… y me la trae en una jarrita que ya me la pondré yo. Gracias. También
llegó el de las dudas: Uno largo de café con leche fría, -¿desnatada? Dijo el
camarero. –No, bueno sí. –Mejor no, corto de café y largo de leche. -¿entera?,
-sssí..no! no!, mejor condensada. Luego llegó la macarrónica, un cortao largo
de café con descafeinado de máquina y leche semidesnatada del tiempo. El camarero
ya empezó con el tic en el ojo izquierdo. El repetidor, un cortao corto de café
con agua y leche condensada, ¿se lo digo otra vez? Un cortao corto de
café…Posteriormente llegó el caprichoso: con espuma tipo capuchino por favor.
El antropológico…un manchao! –perdon? –un cortao con muy poquita leche, en mi
pueblo los llamamos asín. El del pueblo…Un trifásico, un cortaito con anís,
nene. Los misteriosos en los que el camarero se implica mucho:
-Un cortadito,
-¿normal? ¿largo de café?, ¿con poca
leche? ¿con mucha?
- Un cortado le digo. El
hombre mira al camarero con los ojos muy abiertos.
Los
de la tacita: un cortao corto de café con leche fría pero en tacita.
Los
del vasito: -un cortao largo de café con leche semi caliente y en vaso.
--Como
un café con leche largo. Anda que los que llegan con la lista de la peluquería
de al lado: --seis cortados, un corto, tres largos, dos con agua, uno
descafeinado, tres con leche condensada, un trifásico y un bollo. Y remata la
peluquera –Ay que cansada estoy. Ayer salí ¿sabes?. Acto seguido compruebo que
el camarero en vez de echarse a llorar en la máquina empieza a montar el
altarico… -dos con agua, un descafeinado, -Pepe vete poniendo los azucarillos.
La verdad es que hay camareros que con esa retentiva deberían trabajar de
controladores aéreos o de astronautas, como mínimo. En casa hacemos el
experimento y que alguien nos diga una comanda y cuando la estemos haciendo que
nos digan otra diferente. No acertamos ni en el color de la leche. Solo decimos
–oído nene. Nervios de acero, autocontrol y pensar como Bruce Lee, es lo que se
necesita (-Like a water, like a teapot) para no acabar repartiendo
guantazos…uno corto de café con una nube de leche, pero vista y no vista… unas
gotas eh?... ¿tiene leche en polvo?, hay una francesa muy rica. Y el último:
Largo de café con descafeinao de máquina con espuma y leche semidesnatada del
tiempo y con sacarina por favor. Aséptico el hombre. Estoico el camarero.