Hace poco vi la última película de Spiderman y
sinceramente no me gustó. El verdadero Spiderman soy yo. Lo que pasa es que con
los tebeos y el cine se han exagerado mucho las cosas. Yo no había nacido
cuando Stan Lee sacó el primer tebeo del hombre araña, allá por el 62, lo
reconozco. Cuando me picó la araña radiactiva yo tenía veinte años. Al
principio no sabía qué hacer pero busqué el teléfono del “padre” de Spiderman,
Stan Lee y tras muchos rompimientos de sesera, lo llamé y se lo dije. Mira Stan
me pasa esto, y me dijo que estaba loco de los nervios, pero nos vimos. El
viaje a Nueva York con la familia fue muy bonito. Menos mal que no lo pagué yo,
gracias al video que le mandé con mis poderes. La estatua de la libertad es más
pequeña y más verde de lo que yo creía. Mi entrevista con Stan, fue en la
cafetería en la que no tenían café, solo había whisky. Después de una
accidentada demostración en vivo de mis superpoderes por los rascacielos de Nueva
York, le dije que el mejor Spiderman lo dibujó Steve Ditko seguido de John
Romita pero también le dije que lo iba a denunciar porque el hombre araña soy
yo y tengo los mismos poderes o más que el de la película. Me parto los piños
de verdad, así que quería mi parte del pastel. Todo esto acojonado no por el
viejo Stan, que tenía setenta tacos cuando nos vimos sino por el armario
empotrao de su guardaespaldas que no me quitaba ojo. Me dijo que aceptaba pero
con la condición de llamarme Peter Parker y dejar de llamarme Jose Miguel. A mi
madre no le va a gustar, le dije. Pero firmé. De esto hace ya veinte años. Imaginemos
un hombre de veinte años con superpoderes por todo el cuerpo pecador de la
pradera. Por todo. El protagonista de la última película del hombre araña es un
tipo que parece sacado de un campo de concentración. Su tia May o lo tiene a
dieta o el tio no es de mucho comer. Cuando la araña me picó no fue en ningún
laboratorio raro de experimentos ultrasecretos de ninguna empresa privada
financiada por un millonario bipolar. ¿Se imagina alguien a científicos
españoles experimentando con arañas?, ¿o experimentando con nanotecnología?, ¿o
experimentando simplemente?. Ni con arañas ni con mariquitas. Aquí no se
invierte ni en el boli bic que escribe la I de la I+D+I. Así la fuga de
cerebros es como un sarampión mal curado, que te rascas una roncha y te están
picando ya cinco en las antípodas. El día del picotazo fue todo muy rápido.
Recuerdo que sucedió un lunes a eso de las siete de la mañana, antes de ir a mi
trabajo eventual. Al sacar el vaso de colacao del microondas ¡zás!, sentí un
pinchazo en la palma de la mano. La araña murió de un pisotón pero murió
picando. En el trabajo empecé a sentirme mal. Me dolía la cabeza y todo fue
como lo que pasa en la peli. Calcado. Al llegar a mi casa no encontré las
llaves y el dedo se me quedó pegado al timbre. Cuando me resbalé en la ducha y
me salvé de un costalazo letal con una postura del Circo del Sol, empecé a
preocuparme. Eso fue hace veinte años. Cuando me pasó todo esto, pesaba quince
kilos menos. No soy americano. Para eso de los kilos los americanos son muy
radicales o no engordan ni en un bufet libre de cinco comidas diarias, o están
como planetas. No hay término medio. En esa época iba en bici, corría, tenía un
trabajo eventual, iba al gimnasio, etc. Cuando veo al hombre araña americano
hacer el pino en el filo de la azotea de un rascacielos, me llevo las manos a
la cabeza y me entra un cosquilleo que me doblo. La última vez que hice eso fue
en el tejado del ayuntamiento de mi pueblo ya como hombre araña autóctono.
Perdí pie y me quedé colgado de las manecillas del reloj como Harold Lloyd. La
gente miraba para arriba. Yo oía con mis superpoderes hasta lo que pensaban.
Comentarios como, está loco se va a matar, o es que van a arreglar el reloj o,
tengo que comprar el pan y un kilo jureles. Pero nadie dijo nada de ayudar al
pobre muchacho que estaba colgado del reloj. Todo esto con un pijama rojo y
azul de Spiderman claro, pero más chungo. En realidad eran unas mallas de
running y un pasamontañas. Con el tiempo decidí prescindir del traje y todo ese
rollo de héroe enmascarado y decidí ir de incógnito. Mimetizarme con el
entorno. Cerveza y tapas de vez en cuando para despistar. Ser un transeúnte
más. Un transeúnte con superpoderes. Un Spiderman secreta.
Cuando eres un superhéroe estás muy solo y
como no hay un sindicato o un bar de superhéroes donde hablar de nuestras
cosas, tienes un inmenso mundo interior. Mi psicoanalista se coge unas palomitas
y una cerveza cuando me está atendiendo. El tema de la gordura es la normal en
una persona normal, aunque yo no sea normal. Lo que pasa que a mi estos
superpoderes me dan mucha hambre. Es una reacción interna. Un mecanismo de
defensa. No se si es por la producción de la tela de araña que me sale de las
muñecas o por el entrenamiento. Entrenar
no entreno mucho. Lo típico en un hombre de mediana edad con mi físico. Lo que
pasa es que si me pusiera a entrenar en serio se descubriría todo el pastel y
eso es algo que un superhéroe tiene que llevar a rajatabla. El anonimato. Mi
mujer no sabe nada pero se huele algo. Aquella vez que se le iba a caer la
tarta de cumpleaños cuando resbaló y la cogí a ella, a la tarta, a la bandeja y
a la botella de fanta con los vasos sin que nada tocara el suelo, me miró raro.
Ahora no tengo la agilidad de antes. El Spiderman de los tebeos no envejece el muy
cabrón. Hay superpoderes que hacen que no envejezcas pero yo si envejezco,
aunque más lentamente. Tienes cuarenta y aparentas treinta y nueve. Es un
proceso más lento. Además aunque tengas superpoderes te vuelves un
hipocondríaco con la edad y al mínimo dolor ya estás en el médico. Cuando estás
en la consulta don Ramón te dice con una sonrisa socarrona ¿pero otra vez por
aquí?. Este es el pago por pasarme la infancia y la juventud leyendo tebeos de
la Marvel. El caso es que la gente todavía ve las películas de Spiderman y
sigue leyendo tebeos y viendo dibujos animados de superhéroes. Algo es algo. Y
sé de buena tinta que hay más superhéroes ahí fuera. Pero eso solo lo sé yo.
José Miguel Casado ©
A ver, a ver... Peter Parker o Peter Griffin? La canción ya me sabía yo que iba a ser esta. Ten cuidado, la Mari sospecha. Tu amigo y vecino:
ResponderEliminarspiderman.
Spiderman soy yo, saludos arácnidos de los Ramones
ResponderEliminar