sábado, 4 de enero de 2014

LOS REYES MAGOS DE AQUI (REMASTERED)


      El ex-papa Benedicto XVI, en su afán de protagonismo dogmático se acostumbró a que la gente se creyera al dedillo todo lo que decía.  Aparte de que en el portal de Belén no había ni mula ni buey, dijo también que los reyes magos no eran de oriente, sino de occidente. Del tope del occidente que se conocía hace dos mil años. De la mismísima Bética o de Tarsis en Huelva. Lo dijo en su último o penúltimo best-seller. Me imagino a esos tres hombres no cualificados, el día que les tocó hacer el viaje a Belén. Porque antes de irse estaban en el paro. ¿Que no?.

     Año 0. Sevilla 8:45 de la mañana. Hola ¿cómo os llamais?, yo me llamo Melchor. Yo soy Gaspar y yo Baltasar. Tu no eres de aquí. No. Soy inmigrante subsahariano de Senegal. Pues yo soy del mismo Cai, del barrio de la Viña. Y yo de Dos Hermanas, dice Gaspar mirando el vestíbulo de una empresa multinacional donde les han citado en Sevilla. Por la megafonía se oye una voz femenina: Señores Melchor, Gaspar y Baltasar vayan a la oficina 1, les está esperando el señor, Zanchez. Hola buenas que nos han dicho en la ETT que viniéramos aquí porque este trabajo está muy bien pagao.  El señor Zanchez, con Z, lleva veinte años en Gobierno Divino S.A. acaba de escribir algo en un pergamino con una pluma de ganso y raudo y veloz se lo ha llevado un mensajero de la agencia de mensajería Seur Tartessos. Les hemos citado aquí, dice el señor Zanchez con Z, para que realicen un trabajo en el extranjero muy bien pagado por cierto. ¿En Germania? Dice Melchor alarmado, porque mi cuñao se ha tirao allí seis meses y se ha tenío que venir más pronto que deprisa porque ya está todo mu trillao. No caballeros, dice Zanchez con Z. En Palestina, pero no se asusten que está muy bien pagao y por la seguridad no se preocupen tampoco. Por mí vale, dice Baltasar, yo estoy ya harto del top manta y de vender paquetes de pañuelos a los carruajes de los caminos. Por mi también vale, dice Gaspar, yo llevo tres años en el paro y con tres churumbeles, así que pisha, dónde hay que firmar. Melchor los mira con los ojos muy abiertos y dice: donde hay dos carajotes puede haber tres asin que vamos ande sea. El señor Zanchez con Z, pasa a explicarles la operación. Ni que decir tiene o por si no lo saben que nuestra empresa trabaja para el Gobierno y lo representamos allí donde haga falta. Ustedes representarán a los reyes de Tartessos, ante la imposibilidad de que viajen ellos en persona por razones de Estado. Les explico. José es un jubilado de nuestra empresa que nos ha hecho durante más de treinta años todos los trabajos de carpintería, entre ellos el harén de Tarsis es obra suya. Ahora se jubila, y queremos hacerle un regalo por el nacimiento de su hijo y por su jubilación.  José vive en Palestina, donde teneis que ir. Los tres candidatos se miran con sorpresa. Ya he hablao yo con Adecco y se os pagará un 50% ahora y el otro 50% a la vuelta. Teneis todo tipo de apoyo logístico y de personal para tan largo viaje. Los regalos que teneis que llevar son tres cofres con oro, incienso y mirra. Otra cosa. A José le gusta el ilusionismo así que también le vais a llevar un juego de magia Borrás, pero antes de dárselo le haréis dos o tres trucos para impresionarlo. Nuestro monitor de magia les enseñarán los trucos. Si hacen bien este trabajo, después pasarán a fijos discontínuos con nosotros. Buena suerte caballeros. Gracias señor Zanchez.

      Una vez en camino, Melchor Expósito, soltero, 45 años del barrio de la Viña de Cádiz, Gaspar Cogolludo, de Dos Hermanas, 39 años, casado y con tres hijos y Baltasar N´Dour 35 años casado y con un hijo en Dakar, Senegal, salen de Sevilla con una comitiva de diez mulas y tres camellos. Los acompañan una patrulla de lanceros tartessos hasta la desembocadura del Guadalquivir donde embarcarán en una trirreme que los llevará hasta el puerto de Tiro en Fenicia. Seguirán ruta hasta Nazaret en Galilea donde se supone que vive el tal José. Luego se llevarán la sorpresa de que la familia no está allí y tendrán que buscarlos si quieren cobrar, aunque sea por medio de una ETT.  Ya dentro del barco los tres compadres y todo el séquito se acomodan como pueden. Entre tanto remero y tanto animal aquello parece el arca de Noé. Me pellizco y no me lo creo quillo, dice Melchor, yo estoy aquí porque no encuentro na de na. Ni de pintor de cariátides joé. Lo que pasa es que el bicho este del barco me marea un poco. No preocuparte, dice Baltasar, yo vine en patera y ya acostumbrado. Melchor está ensimismado como soñando despierto. Lavin pisha que braguetaso hemos dao. Cuatrosientos sincuenta sestersios ahora y otros cuatrosientos sincuenta cuando vengamos. Cazi ná al aparato. Eso si espero estar de vuelta para antes del carnaval quillo. Mi amigo Nicolás también lo llamaron de otra ETT para trabajar en algo parecido. Repartir también mogollón de regalos y eso. Algo parecido a lo nuestro solo que él tenía que hacer el trabajo solo, con un disfraz rojo y en turno de noche. Tenía que ir solo y además estaba gordo como una camella preñada, no sé cómo pudo terminar el trabajo.

     Nazaret, 11:35 de la mañana. La caravana llega a la ciudad un poco azorados y polvorientos por el viaje desde tierras tan lejanas. Un día normal en una ciudad con mercado y gente que va arriba y abajo. Le preguntan estérilmente a un hombre con turbante que les contesta si quieren una alfombra de Mesopotamia buena, bonita y barata insistentemente como unas veinticinco veces. Gaspar lo mira y le dice que es más pesao que un acreedor argentino. Después le preguntan a una mujer que vendía licor de coco ¿José el carpintero? Sí, ahí al lado está su carpintería pero salió hace unos días hacia Judea, con su esposa embarazada, iban en una burra. En la carpintería cerrada a cal y canto había un letrero de “Se alquila este local”. Era una construcción de adobe no muy grande, de unos cien metros cuadrados rodeado de casitas bajas y alguna que otra palmera. Los tres reyes magos se miran con los ojos muy abiertos ¿qué hacemos quillo?, dice Gaspar. Yo que zé qué vamos a hacer habrá que zeguir pa donde zea zi no ya zabeis ustedes. Baltasar dice que ese sitio le recuerda un poco a su tierra pero que él quiere seguir hasta encontrar a José y entregarle su regalo de jubilación. En eso que Melchor le sigue dando vueltas a que este José tiene que ser algo más que carpintero porque la que han liao para entregar un regalo de jubilación no es normal. Que con un reloj de oro enviado por Speed Tartessos hubiera bastao. Pero tenemos que ir tres tios como tres castillos a entregar tres cofrecitos con oro, incienso y mirra. No lo veo normal. ¿Quillo para qué querrán el incienso y la mirra? Pues pa qué va a ser, porque por aquí no escasea y es pa echárselo a los guisos. Pero si no es por José. Es para que veais el poder que tiene una multinacional, dice Melchor con cara de admiración.

     Tres días de camino y tres tormentas de arena después salen de Betania y se dirigen a Belén, la última ciudad antes de entrar en el desierto de Judea. ¿Estais seguros que estamos en el buen camino?. Según el guía Barrabás están en el camino correcto. La noche cae sobre la comitiva de los tres reyes. En el cielo estrellado aparece un resplandor inesperado. Una luz que raya el cielo lentamente y que poco a poco les hace mirar hacia arriba y seguir su rastro. Qué es eso, qué es eso, grita Baltasar desesperado y con los ojos muy abiertos. Joer pisha no me acordaba, dice Gaspar. Baltasar está mirando el cielo asustado como si hubiera visto al mismísimo demonio. Eso es el cometa Halley, prosigue Gaspar. Me lo dijo mi Manolito que le gusta la astronomía y le hemos comprao un telescopio. Sin darse cuenta entran en Belén que es una pequeña aldea, y ven una fogata bajo un dintel rocoso, cerca hay dos mulas y dos bueyes descansando en el suelo.  Allí preguntan a un hombre de unos cuarenta años con barba canosa y túnica marrón. Me llamo José hijo de Jacob. Carpintero de profesión. Bieeeeeeeeeen. Todos estallaron al encontrar a José. Venimos en representación de los reyes Tartessos y de la empresa Gobierno Divino S.A. ¿Gobierno Divino S.A.? pero si yo trabajé en esa empresa más de treinta años. Les hice el harén de Tarsis entre otras cosas.  Nos han mandado para hacerle unos regalos por su jubilación y por el nacimiento de su hijo, dice Melchor mientras mezcla una baraja de cartas. Elija una carta José, que le voy a hacer un truco de magia. Detrás de Melchor está Gaspar ensayando otro truco de magia con Baltasar, pero maldicen la hora en que aprendieron a hacer trucos de magia porque no les sale ni uno. Después de la magia se acercan a ver a una mujer que había unos metros detrás. María, la mujer de José, de unos veinte años, guapísima y con el pelo rubio oculto tras un turbante azul, estaba sentada con un bebé en sus brazos. Menuda gachí dice Baltasar por lo bajini. ¿Cómo se llama el niño? -Vanessa. Melchor, Gaspar y Baltasar se miran y se cuestionan si se habrán equivocado, se cuestionan si el viaje habrá servido para algo y sobre todo si les pagarán los cuatrocientos cincuenta sestercios que les deben. ¿Seguro que se llama Vanessa?. Pero si nos dijeron que iba a ser niño. Y a nosotros, pero se ve que no tenemos esos adelantos todavía, dice la mujer resignada. ¿Ahora como busco yo al ángel que nos dijo que iba a ser niño y que le pusiéramos por nombre Jesús?, porque si me lo echo a la cara le meto dos guantás que se acuerda de mí. Con el montón de ropica de niño que tenemos ya comprá. Un par de pastores que pasan por ahí miran la escena mientras llevan el rebaño al establo y muy educados dicen buenas noches.
José Miguel Casado
 

 

 

 

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